Un chavo en la calle nos regaló boletos para ir a la Pyronale. El año pasado fuimos con José y Phillippe, pero nos quedamos a ver todo desde el estacionamiento; compramos vinito y botanas y la pasamos muy bien.
Esta vez fue en Maifeld, que está justo atrás del Olympia Stadium. Estuvo muy divertido tener los fuegos artificiales en nuestras narices, comiendo helados Langnese (el Holanda alemán), rodeados de gente que si recordó llevar su cobija, mientras nuestro zarape, (el que compramos en Cancún) se quedó olvidado en el cajón.
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