Este fin de semana visitamos el campo de concentración de Sachsenhausen. Tomamos el sbahn y en hora y media llegas al campo. Es impresionante estar en el lugar, sentir la vibra de la historia y conocer un poco más sobre toda esta época. Es una mezcla de sentimientos. No debo negar que también sentimos un poco de felicidad porque salió el sol y parecíamos lagartijas sonrientes persiguiéndolo. Es un lugar al que les recomiendo ir.
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